Una maratón comienza mucho tiempo atrás, cuando ya planeas apuntarte a ella, miras el alojamiento, como ir hasta la ciudad,… diría que posiblemente la aventura de este Maratón de Sevilla comenzaría por Marzo del año pasado, una ciudad perfecta, para intentar preparar un maratón en condiciones y volver a bajar de 3h o al menos bajar de las 3h03 de la vez anterior que vine a la capital hispalense. Además, 23F, parecía una fecha idónea, que me iba a permitir enfrentarme a un reto importante antes de centrarme en ultimar los detalles de mi boda el 14 de Junio.
Pero la vida, no siempre viene como uno la espera y desde que la idea de ir a Sevilla se concretara en mi cabeza, las cosas han cambiado tanto…En Julio me parto la clavícula, en una caída en bici, echando al traste casi por completo mi verano, que terminó con el mayor palo que he sufrido nunca, la inesperada muerte de mi madre, que, de un día para otro, nos dejó, sin poderme acompañar al altar como todos hubiéramos deseado.
No pretendo ni dar pena, ni quejarme, ni estar todo el día hablando con unos y con otros, de cómo estoy, de cómo me siento, he intentado siempre tirar adelante, buscar ilusiones cuando no las tenía, de seguir haciendo las cosas, cuando no tenía ganas de nada, pero es que parece que David siempre puede con todo, y muchas veces incluso yo he sentido que podía con todo, pero aguante hasta donde aguanté, y las navidades fueron un antes y un después porque son fechas que acentúan las ausencias y encima mi primer cumpleaños sin ella, ya empecé a sentir, que seguía haciendo todo, en un trabajo de mucha responsabilidad, con la presidencia del club, con los entrenamientos, con los preparativos de la boda, todo lo seguía haciendo, pero por sentido de la responsabilidad no porque tuviera ganas de hacer nada.
Es muy difícil intentar preparar una boda, en mitad de un duelo, algo que debería ser alegre, se convierte muchas veces en momentos de una gran tristeza, que se alternan con otros muchos en los que me enfado, por cualquier cosa y es que estoy muy irascible, sacando demasiado a menudo al ogro que llevo dentro.
Pero, si algo tiene bueno el abrir los ojos y darte cuenta de cómo te sientes, es que también hizo que empezará a priorizar las cosas que son más importantes en la vida y entonces ya empecé a saltarme entrenamientos, a acortar otros y si ya llevo varios años que por mis problemas físicos con los Aquiles, soy incapaz de correr más de 4 días en semana, (algo que no tiene solución más que pasar por el quirófano), si además el resto de los días que compensaba con bici o natación, van desapareciendo por uno u otro motivo, pues terminas estando en un estado de forma “bueno”, pero no apto para afrontar el maratón y eso es algo que sabía, y que poco a poco me fue haciendo que mis pretensiones de tiempo en Sevilla, fueran cambiando hasta tener un idea en cabeza de salir a 4:25-4:30 para acabar en unas 3h10.
Y así nos plantamos en Sevilla, en avión, que se note quien es el presidente (y que claro en Marzo del año pasado los vuelos Ida/Vuelta no llegaron ni a 55€/persona). El viernes dedicado a que Irene disfrutara de su ciudad favorita, paseando, por Triana, la Torre del Oro, la Giralda, la Judería.

Un sábado ya más tranquilo, por la Plaza España, y luego con la comida con los compañeros del club, ver la cara de nervios de los primerizos, las dudas de otros y los reencuentros con la presencia del Almanseño, Josema. Por la tarde, visita a los familiares sevillanos, para seguir entregando invitaciones de boda y a descansar que el Domingo venia duro.

Llegó el día de la prueba, en el previo, no llegamos a coincidir todo el grupo en la zona de ropera, estoy con Bekkay, Adri, Kake, Santi y Busto, pero a eso de las 8:05, ya decido dejar las cosas del ropero y desplazarme a mi cajón de salida con mi colega Buitre que también corría. El cajón, como cuando me apunté pensaba bajar de 3h, pues estaba con gente que en la práctica sabía que saldrían más rápido que yo, pero iba a salir mucho más cómodo que si metía atrás, así que llegó el pistoletazo de salida.
En el primer kilómetro ya me estaban adelantando Adry y Chemita, poco después se me pone a mi vera Cesar Hita, le deseó lo mejor, sé que va a hacer una gran maratón, me siento cómodo, me siento bien, me tengo que ir frenando en cada kilómetro, mantenimiento el objetivo de 4:25-4:30 que me había propuesto, todo va fluyendo. Cuando cruzaba el puente de Barqueta, hay bastante pelotera y un padre que va empujando un carrito con sus tres hijos ya creciditos, casi me lleva por delante, pero bueno, sigo concentrado.
Poco después me pasa Amadeo, ha hecho una gran preparación y se merece resarcirse de Donosti, me da un trago de su agua y le veo poco a podo desaparecer en el horizonte entre corredores y corredores. Los kilómetros pasan, sigo fresco, sigo bien, controlando la alimentación, todo en orden, se pasa de nuevo por la zona de la salida, de nuevo el bullicio de gente, caras conocidas animando. Pasé la media maratón con muy buenas sensaciones, fresco, concentrado, mentalizado, hidratándome bien, todo iba rodado.
En el kilómetro 27, me estaría esperando Irene, quede con ella que como la carrera era tan pronto, que no madrugara tanto, que desayunara tranquila y que sobre las 10:30 yo pasaría por la rotonda de Gran Plaza, que estaba junto a nuestro alojamiento allí ya me vería, que luego cogiera el metro a Plaza España me viera de nuevo y ya llegando a meta otra vez. Pues eran justo las 2:00:00 en mi crono, cuando estaba pasando por la rotonda que la dije, yo mirando a un lado y a otro y que no la veo, menudo bajón me dio, pero donde se habría metido esta chica, me decía entre frustración y también enfado.
Quedaba aún mucha carrera y tenía que seguir adelante, pero ya la cabeza no iba tan fluida como antes y me dejaba ya algún segundo sobre el ritmo objetivo en algún kilómetro, llegamos al campo del Betis y encaramos la larga recta en la que en el fondo, ves la meta, pero sé que es un espejismo, porque antes de llegar tocará girar a derecha y aun quedará un largo periplo por la Sevilla Monumental. En esas que veo por mi lado izquierdo un poco adelante a David, “la araña”, no sé si soy yo quien le está cogiendo o es él el que me acaba de adelantar, nuestro ritmo es muy parejo y voy manteniendo la distancia con él, hasta llegar a la vuelta de honor en la Plaza España, donde primero el cambio de pavimento, luego el largo giro y por último el no encontrarme de nuevo con Irene, en ningún punto me hunde, empiezo a pensar que le ha podido pasar algo, los pensamientos negativos me afloran, cuando casi saliendo ya del recinto del parque de Mara Luisa, por fin la veo, km 34.
A pesar, de ver que está allí, no soy capaz de reconducir la situación, me siento dolorido, que ya apenas levanto los pies por los Aquiles y que como vaticinaba me faltaba volumen de entrenamiento. Intento mantener la calma, quedan 8km y se que voy a llegar, por mí, por mi madre, por todo. Pero cada kilómetro el sufrimiento es mayor, me alcanzan Javier Arias y Josema, al poco Santi, que me pasa como un rayo, antes de llegar a la Macarena, me adelanta el globo de las 3h15, con la marabunta de gente, y en esas Josema le veo que se pone andar y le alcanzo de nuevo, la verdad, es que me veo mal, me adelanta mucha gente, pero son muchos los que van los pobres andando y yo aún tenía fuerzas para correr, pero cada paso un poquito más despacio.
Ya cuando encaramos, la calle que nos llevará hacia el casco antiguo de Sevilla, noto como los gemelos y los cuádriceps se me van acalambrar en cualquier momento y a lo lejos alzo la mirada y veo andando a Amadeo, no por favor, a Amadeo, no. Me dice al pasarle que “estoy roto”, su cara desencajada, hizo que los siguientes minutos, no fuera capaz de contener las lágrimas, ver a un compañero así me partió el alma.
Ya no vuelvo a mirar adelante, voy arrastrando los pies, sin fuerzas, ya ni miro el reloj, me cuesta alzar la vista y no soy capaz de disfrutar de estar corriendo por donde estaba corriendo y justo al llegar al avituallamiento que había donde la Giralda, todo lleno de vasos en el suelo, yo sin levantar nada los pies, los raíles del tranvía, un corredor que se me cruza y me tropiezo, pero milagrosamente cuando me veía de bruces en el suelo, conseguí mantener el equilibrio, eso sí lo dos kilómetros que quedaban, ya salieron a 6min/km. Ya corro por inercia totalmente.
En la penúltima recta antes del giro hacia la meta, me estaría esperando Irene, esta vez sí que estaba en donde la esperaba, veo que se me pone a correr a mi lado, “Vamos que vas a llegar a meta, que entro contigo”, ella que nunca corre, ahí estaba corriendo a mi lado, grabándome con el móvil, yo que vuelvo a no controlar las lágrimas y en mitad de ese mar de malos pensamientos que me venían en los últimos kilómetros, me digo, “joer si que tengo que ir lento, para que pueda ir conmigo”. Antes de llegar a la zona delimitada de vayas, la digo que se quede y encaro la última recta, que duro esto del maratón, que sin fin de sensaciones durante 42km, alzo las manos, miro al cielo y cruzo la meta.
Paro de correr y todo va a peor, que dolor de todo, si no se andar, a lo lejos veo a David, a Santi, Hita y Javi Arias. Dave siempre es fuerte, Dave siempre puede con todo, pero Dave ya no puede contenerse más y las lágrimas llenan mi rosto mientras me fundía en abrazos con los compañeros.
Al final, pasadas las horas, me siento muy orgulloso de haber vuelto a cruzar una meta de un maratón, y van doce, no ha sido ni de lejos mi mejor tiempo, 3h20, diez minutos más del registro que hubiera firmado antes de empezar. Me quedo con el sabor agridulce de no haber compartido ese ratito post meta, con el resto, de haberme abrazado con el éxito de cada uno, porque fuera de las marcas, cruzar una meta de un maratón es siempre una victoria, es una experiencia de vida, que para los que corremos no se puede comparar con nada.

Barcelona 2026 nos espera.
Que bonito Dave, pudiste superar esos momentos delicados, seguro que había alguien que te enviaba toda su fuerza. Quédate con el buen recuerdo y con las ganas ,que veo que si, de repetir.
Grande Dave!
Muy emotivo querido amigo. Que dura es la maratón, cuanto lleva por debajo hasta llegar a la salida, cuanto se sufre siempre, y que gran hazaña conseguirlo, no te digo 12 veces. Un fuerte abrazo y enhorabuena, por conseguirlo y por ser como eres!!
Bueno Dave,una maratón siempre es difícil,es muy emotivo todo lo relacionado con esta disciplina,lógicamente después de todo lo malo que has vivido,la cascada de emociones y sentimientos salen fuera.
Enhorabuena por acabar .
Somos humanos y nos toca vivir con malos momentos.